miércoles, 2 de septiembre de 2015

Tarea de lectura

La pequeña niña grande.

La pequeña niña grande, rincón de lecturas de sallita
Daniela era pequeña. Bueno, en realidad no era taaan pequeña. Era más grande que el bebé de la vecina, y más grande que el gato. 
Pero era más pequeña que los niños del jardín de niños, mucho más pequeña que los niños de la escuela, y muchísimo más pequeña que papá y mamá. 
Su tía Ana siempre le decía: ―¡Cómo has crecido!‖ Pero Daniela sabía que era bajita y se enojaba. 
Hasta que una noche se despertó convertida en alguien muy grande. Se levantó y corrió al cuarto de sus papás. 
Papá y mamá, dormidos, se veían tan chiquitos que Daniela soltó una carcajada. 
Se rio tan duro que los despertó. 
–¡Levántense! –Les dijo– Van a llegar tarde al trabajo. Pero papá y mamá no querían levantarse. 
Daniela los alzó y los llevó al baño. Primero le lavó las manos y la cara a papá, y le cepilló los dientes, y después a mamá. Los tomó de la mano y se dirigió al ropero. 
–Te pondrás lo que yo diga –le dijo a papá, que se vistió sin quejarse. 
–Y tú –le dijo a mamá–, no escarbes más en el armario. Yo te escojo un vestido. 
–Pero quiero ponerme un pantalón –dijo mamá. 
–Todos los días es lo mismo –contestó Daniela–. Si te escojo un vestido, quieres un pantalón. Si te escojo un pantalón, quieres un vestido. 
Daniela sentó a papá y mamá en la mesa de la cocina y les dio a cada uno un huevo tibio, una rebanada de pan con miel y un vaso de leche. Papá comió solo, pero, como ya era tarde, Daniela terminó de darle el desayuno a mamá. –¡Yo como sola! –dijo mamá, furiosa. Pero Daniela le quitó la cucharita y le dio el huevo. 
Terminado el desayuno, Daniela le dio a papá un cepillo y tomó otro para peinar a mamá. 
—¡Me estás jalando el pelo! –gritó mamá–. No tengo la culpa de que tengas el pelo enredado –dijo Daniela–. Córtatelo. 
–A papá no le gusta que yo traiga el cabello corto –dijo mamá. 
Papá y mamá se fueron al trabajo y Daniela se quedó en la casa. De repente todo quedó en silencio. El silencio no le gustaba. Incluso, cuando Daniela comenzó a hablar el silencio no le respondió. 
—¡Mamá, mamá! –gritó Daniela. Gritó tan duro que se despertó. Y allí junto a la cama estaba mamá. 
—Mamá, mírame. ¿Soy más grande que papá? –preguntó Daniela. 
—No –sonrió mamá—. No eres más grande que papá. 
—¿Y más que tú? 
–No –aseguró mamá—, tampoco más grande que yo. 
—Entonces... tal vez soy una pequeña niña grande... –dijo Daniela. Se tapó de nuevo y se quedó dormida.
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Uri Orlev, La pequeña niña grande, ilus. Uri Orlev, México, SEP-Norma, 2003.

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